La voz cascada y gutural sonó en el impresionante silencio.
___No te pares, forastero, la tormenta te persigue; acelera, forastero, el diablo también te sigue.
Corrió desesperadamente, el frío era cada vez más intenso, un rayo cegador rasgó el negro cielo, el trueno ensordecedor sonó a su espalda. Corrió sin rumbo fijo por oscuras callejuelas, el agua le azotó el rostro y caló más y más sus ropas. Encontró un portalón abierto y se introdujo en ignota casa. Subió a tientas por una crujiente escalera cuyo destino desconocía, sintió un golpe en el costado diestro que le produjo un fuerte dolor, pero siguió subiendo los empinados peldaños. Llegó a un estancia vacía en completa oscuridad, sintió un calor sofocante que tonificó su frío cuerpo.
____No te pares, forastero, estás en el fin del mundo; nunca grites, forastero, estarás solo y perdido.
La voz desconocida era diferente, tétrica y profunda. Cansado y sudoroso, deambuló sin rumbo fijo. Inesperadamente, un chorro de agua helada de procedencia desconocida empapó su cuerpo depauperado. Al límite de sus fuerzas, atisbó una tenue luz a su izquierda y se dirigió a su encuentro. La tímida lucecita dejó de percivirse y encontrase desconcertado. Su cerebro no recordaba nada, quien era, qué sucedía…..
Una luz cegadora iluminó inesperadamente una enorme enstancia y su rostro desencajado escuchó un atronadora salva de aplausos. Un individuo desconocido, elegantemente vestido de negro, con pajarita roja sobre su blanca camisa, se acercó micrófono en vano.
____¡ Manífico!. ¡ Es usted el ganador del viaje a Edimburgo!.
Patricio se desmayó entre los aplausos del público.
Ideado por Enrique y escrito por Juan José Argüelles López
martes, 10 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario