
FDO: VERONICA LASTRA








El Ayuntamiento de Alcorcón ha denunciado el "abandono" que las 2.700 personas dependientes de la ciudad sufren por parte del Ejecutivo regional, que ha reducido los convenios de discapacidad, y no asume los gastos de sus competencias.
Así lo asegurado este lunes la concejal de Bienestar Social, Marina Fernández, que ha recordado a su vez que es la Comunidad de Madrid la única competente en materia de discapacidad, ya que es quien recibe para tal fin el presupuesto del Estado.
De los 21 millones de euros que se han dedicado a la discapacidad, el Ayuntamiento ha aportado el 61%, pese a que no es de su competencia Como ejemplo de este "abandono", Fernández alude al Centro Especial del Instituto Social de las Fuerzas Armadas/CEISFAS, situado en Madrid capital, que desde hace 17 años costea el Ayuntamiento de Alcorcón para cubrir la asistencia de las personas del municipio. Según Fernández, cada año el consistorio aporta 8.000 euros por familia y año, mientras que la aportación de la Comunidad es de "cero euros".
Las familias de las personas discapacitadas han llegado incluso a presentar 4.000 firmas ante la sede del Gobierno de Esperanza Aguirre para pedir la apertura de la residencia Francisco Sánchez, un centro que ha sido construido con presupuesto municipal, y cuyo funcionamiento dependería de la Comunidad, según el Ayuntamiento.
La edil de Bienestar Social ha recordado que el Ayuntamiento invirtió 10 millones de euros en este centro, que subvenciona el Centro Ocupacional Carlos Castilla del Pino, cuyo coste se suma a su vez a los convenios de tiene con las entidades de discapacidad de la ciudad. En total, calculan que en los últimos siete años, de los 21 millones de euros que se han dedicado a la discapacidad, el Ayuntamiento ha aportado el 61%, 12,8 millones de euros, "pese a que no es de su competencia", concluye Fernández.
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Khadija El Haddad salía de cuentas en menos de dos semanas de Mouad, un bebé que jamás conocerá a su madre. La joven marroquí (29 años) ultimaba el domingo las compras de la canastilla acompañada de su cuñada y una amiga cuando, en un paso de cebra de Collado Villalba, resultó atropellada por un turismo que desplazó diez metros su cadáver. El conductor declaró a la Policía que, cegado por la luz, no vio a la joven. Khadija llegó a la región hace algo más de tres años para reunirse con su esposo
Una cesárea de urgencia en el lugar del accidente permitió salvar la vida de la criatura, que había entrado en parada cardiorrespiratoria, pero nada pudo hacerse por la de la joven madre, que falleció a pesar de los esfuerzos del Summa 112.
Khadija llegó a la región hace algo más de tres años para reunirse con su esposo, Rachid Jahah, que trabaja como cocinero en el restaurante El Roble de Collado. Aquí nació su primera hija, una pequeña de dos años que el lunes, extrañada, no paraba de preguntar por la ausencia de su madre. Y aquí esperaban al segundo retoño de la pareja, un niño que a estas horas se debate entre la vida y la muerte en la UCI de Neonatología de La Paz.
El viudo de Khadija, que no se separa de la cuna del pequeño, "está muy fastidiado, con mucho dolor", resumía este lunes a las puertas del Anatómico Forense el tío de su pareja, Abdesslam Yaaqoni, que aprovechó para pedir al Ayuntamiento de Collado Villalba que mejore el estado de la vía.
Homicidio imprudente
"Es una calle dramática. Sabíamos que cualquier día podía caer una vida aquí, hoy nos ha tocado a nosotros. No deseamos que ninguna familia viva un dolor como éste", se lamentaba ayer Abdesslam, que asegura que en el tramo donde murió su sobrina los vehículos pasan a "100 o 120 kilómetros/hora" a pesar de que la velocidad está limitada a 40. Una denuncia que ratifican vecinos de la zona como Emilio: "Le faltan las placas de peatones", dice sobre el trágico paso de cebra del Camino del Molino. Aunque el Consistorio mantiene que está "perfectamente señalizado".
Sólo el hombre de 67 años que conducía tiene la clave de lo que pasó. Si el juzgado le imputa, responderá por un homicidio imprudente.
Repatriación a Targuist
El cadáver de la malograda madre de Mouad será repatriado previsiblemente el jueves a su ciudad natal, Targuist, una pequeña localidad de 12.000 habitantes ubicada entre las montañas del Rif. Su familia política realizó el lunes todas las gestiones necesarias en la embajada de Marruecos para agilizar los trámites todo lo posible. "Allí la esperan sus padres", explicaba su tío político.
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En los primeros años los festejos se basaban en actos religiosos como misas solemnes, sermones, predicaciones, procesiones y rosarios populares. A ellos se sumaban corridas de toros, imprescindibles en cualquier fiesta en nuestro país, cabalgatas diversas y un elemento que ha sido habitual en las Fiestas del Pilar desde hace muchas décadas, la comparsa de Gigantes y Cabezudos.Este esquema se mantuvo invariable hasta comienzos del siglo XIX.
El primer avance significativo tuvo lugar concretamente en 1807, cuando se concedió a la festividad de la Virgen del Pilar la categoría de fiesta religiosa obligatoria, lo que favoreció la extensión del culto a la patrona de Aragón.
En teoría la fecha indicada para festejar a Nuestra Señora del Pilar debería ser el 2 de enero, jornada en que se conmemora su venida en carne mortal a Zaragoza, pero la Iglesia prefirió trasladarla la fiesta al mes de octubre, un periodo en que se había terminado la cosecha de de cereales y la vendimia ya había finalizado.
Hasta los tiempos de la I República, en 1873, no hubo grandes aportaciones a los festejos, sin embargo en esa fecha salió a las calles una grandiosa cabalgata que, escoltada por la los guardias municipales a caballo, recorrió las ciudad hasta penetrar en la Plaza de Toros. Desde aquel entonces fue habitual la celebración de este tipo de grandes desfiles en las Fiestas del Pilar. Otro hito importante se marcó en las fiestas de 1894, desde aquel momento se lleva celebrando el Certamen Oficial de Jota, un concurso del que han salido las más prestigiosas figuras de la jota aragonesa en estos 110 años que se lleva celebrando.
Las fiestas siguen sin grandes cambios a lo largo de los inicios del siglo XX, en las primeras tres décadas de la centuria se fueron agregando a los programas de fiestas diferentes pruebas deportivas y desfiles alegóricos como el celebrado en 1934 en el trazado del Canal Imperial de Aragón. Tras la Guerra Civil, en la que como es lógico no había lugar para fiestas, y los terribles tiempos de la posguerra, las Fiestas del Pilar fueron incorporando elementos que se han consolidado como parte imprescindible de los festejos mayores de la capital aragonesa.
De aquellos años son dos aportaciones que se han convertido en festejos de una tremenda popularidad, la Ofrenda de Flores y la Ofrenda de Frutos. El acto más multitudinario del Pilar, la Ofrenda de Flores, se celebra cada 12 de octubre desde 1958. Este acto se comenzó a celebrar cuando una representación del Ayuntamiento de Zaragoza trajo desde Valencia la costumbre de depositar flores a los pies de la patrona de la ciudad.
Seis años más tarde, en 1964, se empezó a realizar la Ofrenda de Frutos, un acto en el que cada mediodía del 13 de octubre las Casas Regionales afincadas en Zaragoza presentan los mejores frutos de la tierra a la Virgen del Pilar.
Desde 1949 hasta 1978, justo antes de la llegada de la democracia a los Ayuntamientos, Zaragoza tuvo Reina de Fiestas y Corte de Honor. Fueron los tiempos de aquellos rancios bailes en la Lonja y de unas fiestas con escasa participación popular. Unas fiestas alejadas de los ciudadanos y totalmente desligadas de su tiempo que experimentaron un giro radical cuando se acercaban los años 80 del siglo XX.
Al socaire de los nuevos tiempos que se respiraban en el país, inmerso en plena transición política, en 1979 la primera corporación democrática de Zaragoza tras 60 años decidió darle un giro a las Fiestas del Pilar y sacar la fiesta a la calle.
En los programas se combinan actos teatrales, conciertos, animación para niños, espectáculos para adultos, festejos tradicionales como la Ofrenda de Flores, el Rosario de Cristal y la Ofrenda de Frutos, corridas de toros, muestras de artesanía y muchos otros eventos que convierten a Zaragoza en una gran fiesta popular, participativa diversa y colorista.
Humor, diversión, danza contemporánea, espectáculos visuales, teatro de sala, marionetas, clowns, malabares, trapecio, mimo, animación de calle... Durante las Fiestas del Pilar la ciudad se convierte en un inmenso escenario para la fiesta. Casi en cada esquina podemos toparnos con un grupo teatral, un mimo, un espectáculo visual, animación para los niños, danza, un concierto o un momento de diversión.
A lo largo de estos años las Fiestas del Pilar se han convertido en un referente festivo y cultural de primer orden. La diversidad cultural y social es también una de las señas de identidad de nuestras fiestas, un rasgo diferenciador que viene desde mucho tiempo atrás. No en vano la profunda relación existente entre Zaragoza y América ha marcado decididamente el devenir cultural de la capital aragonesa y, al mismo tiempo, de sus fiestas mayores en honor de la Virgen del Pilar.
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Se dice que la noche de Halloween, la puerta que separaba el mundo de los vivos del Más Allá se abría y los espíritus de los difuntos hacían una procesión en los pueblos en los que vivían.
En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Si había una vela en recuerdo de cada difunto los espíritus no molestaban a sus familiares, si no era así los espíritus les perturbaban por la noche y les hacían caer entre terribles pesadillas.
Originalmente el Truco o Trato (en inglés "Trick-or-treat") era una leyenda popular de origen céltico según la cual no solo los espíritus de los difuntos eran libres de vagar por la Tierra la noche de Halloween, sino toda clase de entes procedentes de todos los reinos espirituales. Entre ellos había uno terriblemente malévolo que deambulaba por pueblos y aldeas, yendo de casa en casa pidiendo precisamente "truco o trato". La leyenda asegura que lo mejor era hacer trato, sin importar el costo que éste tuviera, pues de no pactar con este espíritu (que recibiría el nombre de Jack O'Lantern, con el que se conocen a las tradicionales calabazas de Halloween) él usaría sus poderes para hacer "truco", que consistiría en maldecir la casa y a sus habitantes, dándoles toda clase de infortunios y maldiciones como enfermar a la familia, matar al ganado con pestes o hasta quemar la propia vivienda. Como protección surgió la idea de crear en las calabazas formas horrendas, para así evitar encontrarse con dicho espectro (y con el tiempo, debido a la asociación mental entre el espíritu y las calabazas[cita requerida], el nombre de este sería dado a ellas, que es como son conocidas hoy día cuando llega esta fiesta).
Realmente, aunque se ha generalizado la traducción "truco" en castellano por el inglés "trick" y "trato" literalmente por "treat", en el caso del "Trick-or-treating" no se trata de un truco propiamente dicho sino más bien de un susto o una broma por lo que una traducción más exacta sería por ejemplo "dulce o susto".
En la actualidad, los niños se disfrazan para la ocasión y pasean por las calles pidiendo dulces de puerta en puerta. Después de llamar a la puerta los niños pronuncian la frase "truco o trato", "dulce o truco" o "dulce o travesura" (proveniente de la expresión inglesa trick or treat). Si los adultos les dan caramelos, dinero o cualquier otro tipo de recompensa, se interpreta que han aceptado el trato. Si por el contrario se niegan, los chicos les gastarán una pequeña broma, siendo la más común arrojar huevos o espuma de afeitar contra la puerta.
El recorrido infantil en busca de golosinas probablemente enlace con la tradición neerlandesa de la Fiesta de San Martín[cita requerida]
fdo: VERONICA LASTRADeia Digital - Lunes, 4 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 18:56h.
Vista:
Un incidente de tráfico pudo acabar en una auténtica tragedia. Sucedió en Madrid, tras un leve choque entre dos coches en la A-5.
Un guardia civil de paisano se identifica con el conductor del todoterreno cuando este decide no parar su vehículo. El agente se sube al capó del todoterreno y golpea varias veces la luna delantera hasta que procede a encañonarlo con su arma . Cuando llegan dos policías municipales, el guardia civil de paisano levanta al aire su arma y se identifica.
El conductor del todoterreno se niega a bajar del vehículo, por lo que los tres agentes le obligan a descender del mismo. El ocupante del 4x4 procede a identificarse y resulta ser un coronel del Ejército. Tanto el guardia civil como el coronel acabaron en comisaría.
fdo: Veronica Lastra